Quemar la hierba

Es la muerte quien renueva a la vida,
es el fuego quien revive los campos:
la llama que llega tras la cosecha
y a su paso devora la maleza.

Para vivir primero hay que morir,
para sembrar antes hay que quemar,
dejar al pasado por siempre irse
y a la vieja hierba, consumirse.

Adiós digo, mientras echo el cerillo,
lloro porque se van todas las plantas,
pero quedan sus frutos en el alma:
los recuerdos que me mantienen viva.

Bajo de mí siempre estará la tierra,
el suelo de mi polvo siempre fértil,
el campo que traerá vida nueva,
el alma limpia en busca de sus sueños.

El fuego nunca mata más que el miedo,
no temas ver la hierba muerta en llamas,
no temas dejar ir lo que has sembrado,
verás lo nuevo sobre el mismo suelo.

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