En el fondo de un cajón perdido
encontré entre la madera fría
un cuaderno con hojas aplastadas
que el tiempo ha sellado con olvido.
Lo abrí y sentí nostalgia,
encontré palabras malescritas
con letras de cuando era niña,
de cuando en el amor mucho creía,
y entré ellas hallé una carta
con la tinta ya corrida.
No diré para quién era
pero sí lo que ésta revelaba;
de amor pueril hablaba:
Tú, envuelto en uniforme,
con espinillas en la cara,
con pensamientos inconformes,
aún así, me encantabas.
Cada página del cuaderno
contenía tu nombre sumergido
entre palabras y palabras
que no hilaban ningún dicho.
Si te lo hubiese mencionado…
Si mi amor hubieses conocido:
infantil y puro
interminable y limpio;
si mi inocencia hubieses destruído…
si hubiese, si hubieses…
El secreto se convirtió en olvido
y fue cubierto por hojas de cuaderno,
hoy viejas y polvosas,
pero ayer jóvenes y luminosas
quienes guardan el recuerdo evaporado
de verte jugar fútbol en el recreo
y marchar con la bandera,
mientras yo te veía desde lo lejos
escribiendo mis cartas y poemas
con la ilusión de que algún día
tú de mi boca los leyeras.