¿Para qué lo haces? ¿Pero es muy difícil que la gente lea poesía? ¿Te gusta mucho? Las preguntas vienen seguido, a mucha gente le saca de onda verme escribir poemas en servilletas, en cuadernos o en el celular, a veces parece ser que la poesía es un género muerto cuyas cenizas sólo están al alcance de los locos y de los cursis, pero yo no lo considero así.
Para mí, la poesía es el género del futuro, es el que pienso que mayor oportunidad tiene de evolucionar en la era digital. ¿Por qué? Por su versatilidad; la poesía es flexible en cuanto a temática, forma y extensión; un verso puede caber en los ciento cuarenta caracteres de un tuit, en una imagen de un tablero de Pinterest, en una foto de Instagram, en un banner, en una canción, en un gif, en todo.
La poesía puede ser como se quiera: maleable, dúctil y hasta líquida, no tiene limites, puede ser mínima o extensa, y no por ello escueta o densa. Pero, la posibilidad de poder comprimirla hasta reducirla a unas poca sílabas, es aquello que coloca al género en una posición de ventaja: en un mundo donde el tiempo es un recurso limitado, poderse transformar en breve es el mejor atributo; es el súper poder que todos los géneros desearían para sobrevivir a las exigencias de nuestra época. Finalmente, un poema de Neruda o de Martí puede leerse entre dos estaciones de metrobús y uno de sus versos en el lapso en el que las puertas se abren y se cierran.
La versatilidad de la poesía también permite que este género sea ajustable en cuanto a contenido, de un poema pueden arrancarse sólo los versos necesarios y dejar los otros, sin sacrificar el sentido o la belleza. Por otra parte, es este género uno de los más respetuosos a la hora de tomar en cuenta al lector: deja abierta la puerta a la interpretación y toma la forma de los sentimientos del interlocutor.
Cuando la poesía migra al universo digital, su versatilidad se convierte en la posibilidad de generación de contenido compartido e interacción, aquí la frase de «la poesía es de quien la lee» deja de ser una metáfora y se vuelve literal, pues el lector puede hacerla suya con sólo oprime el botón de «share», «reblog», «retweet» o equivalente; cuando comenta y otorga a un verso otro sentido, o cuando simplemente expresa su aprobación. Esto nos explica porqué las marcas recurren a las frases cuando necesitan conectar con los usuarios; la poesía es uno de los idiomas favoritos de la web, así de simple.
Por otro lado, al ser la poesía el más emocional de los géneros es también el más universal; las emociones son iguales aquí y en China, en la vida real y en el mundo digital, donde los contenidos más universales, los que resultan empáticos para el mayor número de personas son los que trascienden, los que son adoptados por diferentes voces y generan cambios.
La conclusión seria muy simple: «hagamos poesía y leámosla». Sin embargo, con esto no me refiero a que todos empecemos a escribir tuits que observen la rigidez del octosílabo o estados de Facebook en verso alejandrino, sino que demos más oportunidades a la poesía; leyéndola, compartiéndola y sobre todo, emocionándonos a la hora de escribir.