Hace dos semanas, o quizás tres, toda el mundo hablaba del Chapo. El tren de mame se veía kilométrico: memes, noticias, estados en Facebook, tuits, analogías, comparaciones, metáforas, epítomes, en fin; todo. ¿Y ahora? ¿Dónde quedó todo eso? ¿Cómo pudo desvanecerse esa historia que logró meter en una misma licuadora al Conde de Montecristo con la Reina del Sur y que generó tanto material como para hacer una serie de Netflix?
Ahora, parece ser que ya pasó el final de la telenovela, pero nunca nos dijeron cuándo debíamos verlo. El Chapo ya no está, o por lo menos no tanto, parece ser que de nuevo mandó construir un túnel pero esta vez para escapar de la prensa, de los Trending Topics, de las primeras planas de los diarios, del mundo pues.
El tren del mame ahora es conducido por el «Piojo» y por temas de fútbol. ¡Pobre Piojo! De por sí tenía un puesto similar al del profesor de «Defensa de las artes oscuras» de Howarts, y ahora le toca estar bajo el reflector para que otros puedan lavarse las manos en santa paz. Para los que no han leído Harry Potter, les cuento que los maestros de esa materia sólo duraban un año, porque siempre pasaba que se morían, tenían que salirse, los corrían o algo les pasaba. En fin, no aguantaban nada.
Pero bueno, mientras el Chapo, y ahora el Piojo están en primera línea, el peso continúa devaluándose frente al dólar, y de este tema no hay tanto ruido. De este asunto pocos hablan, y la mayoría de quienes se atreven lo hacen en plan de chiste, a lo mucho escriben unas líneas para echarle la culpa a Grecia. ¡Básico! Alguien tiene que ser el bote de basura.
¡Qué casualidad! Cuando el dólar empezó a rayar los dieciséis morlacos fue cuando salió todo el desmadre del Chapo. Después, cuando toda la historia del túnel comenzó a hacer un ruido gigante y a salirse de control, los medios empezaron a bombardearnos con el chisme del Piojo.
Entonces, la concusión es la de siempre: al pueblo hay que darle pan, circo… e historias para telenovelas, o bueno, para series de Netflix.