Me dijo que le encantaba el Infierno.
Ese día empecé a pecar.
También ese día supe que existía el Cielo,
porque en él sentí el bien del mal,
el mal del bien y todos a la vez.
Me dijo que la vida no era para siempre,
así fue como, sin querer, un día la viví.
Me dijo que volara, entonces me caí,
pero al fin, salí de donde estaba
y nunca, nunca jamás volví.
Me dijo la verdad, la verdad que duele;
la verdad que os hará libres…
Y, ¿cómo no enamorarse de la libertad?
Me dijo de todo, sin miedo a verme llorar.
Me dijo «sé»; entonces fui.
Me dijo que dejara la prudencia,
me dio fuego para despreciar a la cordura.
Así fue como quemé mi mundo…
y al decirle «te amo»
hice de mi mundo una locura.
CDMX
14-11-16