1.- Café soluble del que sea: qué feo sabe; a garbanzo quemado, neta. Sin embargo, cuando te estás cayendo de sueño (y de frío) y tienes que sacar la chamba a fuerza… no hay otra.
2.- El ron, bacacho, antihumano y genéricos intercambiables: Simplemente espantoso… no hay otra forma de definir ni la experiencia ni la cruda, pero cuando no hay varo, hasta con refresco Lulú o con Big Cola lo mezclan.
3.- Las monedas de chocolate: Por más que les busco el sabor a chocolate nomás no le hallo, pero cuando es lo único que agarras en la piñata o te las regala un especimen que quiere contigo, pues ¡bienvenidas!
4.- El banco, en quincena, y a la hora de la comida: O sea, estás feliz porque ya pagaron pero entrando al banco o formándote en el cajero ¡la ilusión se muere!; eso de ver a una bandota gigante que llegó antes que tú hace que te sientas más que enojado, casi como si no te hubieran pagado; pero pues ya quedaste con todos tus acreedores. Típico: «ahí en la quincena te paso», «ahí en la quincena te deposito», «ahí en la quincena te invito». Sí, todo en la quincena, sólo que no tomaste en cuenta que ese día y justo a la única hora que puedes ir, el banco estaría hasta el moco… mejor me callo que mañana es quincena ¡caray!
5.- Las sopas instantáneas (Maruchan, Nissin, en fin): ¿A alguien le gustan? ¿Neta? Así, sinceramente, si alguien me manda en este monento un correo, whats app, inbox, comentario en mi muro o ¡lo que sea! diciéndome que de verdad le gustan mucho esas sopas, juro que le invito una, dos o cinco (en la siguiente quincena, obviamente). Porque, de verdad, son una cosa espantosa; cero nutrientes, sabor más plástico que la plastilina Play Doh y además engordan más que una rebanada de pastel. Pero bueno, el hambre es el ingrediente secreto que no aparece en la larga lista de químicos que contiene.
6.- El periférico: ¡No bueno! Siempre he dicho que el periférico (sí, Boulevard Manual Ávila Camacho para los que no conocen Chilangolandia, vivan o no en ella) es una calle que todos deberíamos eliminar de nuestra vida ¿por qué? pues porque no sirve: siempre está atascada: a las 7, a las 8, en la tarde, en la noche, en la madrugada (por eso de que todo el tiempo esta en obra), siempre. Pero hay muchas ocasiones en las cuales no hay otra opción, o porque no la conocemos, o porque realmente no existe. Además, el periférico nos enamora de una forma muy extraña: a todos nos ha pasado que alguna vez que lo tomamos nos toca súper vacío, entonces decimos para nosotros mismos «de aquí soy, diario me iré por aquí», pero esto es una trampa, porque a la siguiente vez que lo tomas, calculando exactamente el mismo tiempo, te toca un embotellamiento infinito que termina con tu gasolina y con tu paciencia.
7.- Los pastes de las terminales de autobuses y de las estaciones de metro: Los fabricantes de pastes controlan un gran porcentaje de las terminales y estaciones de metro de esta ciudad, ¡en todas hay! Me ha pasado muchas veces que bajo del camión o salgo del metro con un hambre atroz y lo primero que respiro es el olor delicioso de esos mentados pastes, pero cuando compras uno ¡oh decepción!, el relleno aparece cuando ya te faltan 2 mordidas, el cual está duro y feo. Además, a la hora que te lo acabas, te das cuenta que no te llenó nada y que hubiera sido más provechoso comprar un sándwich o una sopa de las del punto 5, pero bueno, cuando el antojo llama, el olfato manda.
Creo que es todo, por favor, si alguien se acuerda o tiene muy presente una cosa espantosa que deba hacer, comer o vivir por pura necesidad, ¡compártala! Pronto habrá una versión 2.0.
Yo no soporto el café de Starbucks (Starbucks). Prefiero mil veces el Niescafe (Nescafe). Y pues también comparto el disgusto por las sopas instantáneas. A mi lo que me jode es ir al banco y que antes de ti vayan señoras intratables a pagar los servicios de todos los inquilinos de su condominio y solo haya una caja abierta. Igualmente me parece que las cajas rápidas del supermercado son una trampa, ya que las colas de esas cajas son infinita mente largas cómo la cuaresma y más en domingo. ¿Qué tal los taxis cuando es quincena y de paso llueve? O van ocupados o los malditos no te levantan, ya que hicieron su agosto los muy huevones se van a descansar temprano, pero cuando no hay pasaje hasta te echan las altas para que los veas. Bueno por ahora eso es todo.
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Estimadísimo Daniel: Tienes razón con el café de Starbucks, aunque a veces sí se vuelve una necesidad cuando necesitas una oficina o una sala de estar a horas raras (onda 6 de la mañana) porque no hay otra cosa abierta. Lo del banco sí ni hablar, lo de las cajas de súper era la número 8; odio neta a esa gente que las utiliza también para meterle saldo a su celular y pagar los mil servicios. Los taxis son otra mentada…
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