Amigos: sírvamonos cada quien una copa de vino,
y brindemos, motivos tenemos muchos
aunque ninguno es placentero,
muchos de ellos nos han dejado heridas,
muchos otros los lloraremos para siempre.
Así que, ¡brindemos!
Hagámoslo por ese corazón roto que se fue
para dejar el lugar a uno más fuerte,
por los sabores amargos,
quienes nos han enseñado a distinguir el dulce,
por los momentos de pobreza
que nos han dicho como agradecer los buenos tiempos
por los caminos largos;
que nos han mostrado paisajes que otros nunca han visto,
por el dolor que nos ha marcado para ser más fuertes.
Brindemos ¡amigos!
Festejemos que en la vida hay oscuridad,
porque si ésta no existiera,
el brillo de la luz nos sería indiferente.
Festejemos que no siempre hemos sonreído,
que Dios no nos lo ha dado todo,
agradezcámosle aquello que no nos concedió
pero que logramos encontrar solos.
Agradezcamos la guerra
porque sólo ella nos ha presentado la victoria.