¿Ser o no ser… un «godínez»?

Godínez: Empleado mediocre de clase media; ese que pasa más tiempo buscando pretextos para no trabajar que realizando sus labores; el mismo que espera con ansias la quincena para salir a comer bien y pagar las deudas. Es a quien encontramos comiendo de pie en un puesto de tacos los días normales, pero que cuando es día de pago cambia la tortilla y el plato cubierto con bolsa por una comida corrida del Sanborns o de cualquier restaurante donde pueda comerse bien por menos de doscientos pesos.

Al Godínez se le ve haciendo fila en los bancos a medio día, saliendo del metro todo sudado a las nueve de la mañana, comprando su desayuno en el Oxxo a las nueve y cuarto. La palabra es medio despectiva, señala al trabajador explotado y sin aspiraciones, aquél que ha vendido su alma al diablo a cambio de una seguridad económica.

Pero, ¿de dónde salió esa palabra? ¿Acaso ya se les olvidó? Como la mayoría de los vocablos populares, este adjetivo saltó de la televisión, particularmente de un programa que ha dado al español mucha palabras: «El Chavo del Ocho». Allí había un compañerito de la clase del profesor Jirafales que respondía al nombre de Hugo Godínez; era el flojo, el que no hacía nada, el que copiaba, el niño que de grande se convertiría en un ser humano mediocre que trabajaría en algo súper equis: en un «godínez», pues.

Hoy reflexionaba sobre el hecho de ser «godínez», y me di cuenta de que en lugar de ser un adjetivo para estigmatizar nuestras vidas supuestamente miserables y aburridas, debería ser motivo de orgullo: los godínez somos quienes pagamos impuestos, quienes trabajan para mandar hijos a la escuela, quienes movemos el transporte público, quienes mantenemos al país.

Los godínez tenemos nuestro mérito: nos levantamos temprano para mantener un empleo honrado, tenemos que soportar el metro atascado, hacemos lo que sea para que la quincena nos alcance; nos la rifamos pues. Sólo hace falta creérnosla, hacer nuestra chamba con ganas y pasión, pensando que somos importantes, que el sistema nos necesita como nosotros necesitamos de él. El trabajar en horario de 9 a 6 o hasta la hora que tengamos que salir no nos hace menos, sino todo lo contrario.

Llevar el saco, el gafete, el tacón, los tópers con comida de casa, o cualquier otro símbolo «godínez» no tiene nada de malo, sólo es una muestra de que trabajamos y que diario tenemos que jugárnosla; tampoco importa si somos el gerente, la recepcionista, el creativo, la de recursos humanos o el mensajero; como escribió León Felipe: «nuestro oficio no es nuestro destino».

4 Respuestas a “¿Ser o no ser… un «godínez»?

  1. En verdad no entiendo por que se molesto José, a nadie ofendió, al contrario, simplemente reflexiones de lo que es una persona trabajadora y que mantiene con sus impuestos a un país, tan saqueado como nuestro México, y a mi me encanta ser GODÍNEZ, JOSÉ

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