Usar Facebook se ha vuelto una actividad tan inconsciente y rutinaria como cepillarnos los dientes o amarrarnos las agujetas. Sin embargo, así como a veces nos lavamos la boca mal o nos atamos los zapatos literalmente con los pies, también utilizamos las redes sociales con el corazón (en el mejor de los casos) y no con el cerebro. Esto da lugar a que en lugar de ayudarnos a tener una vida más divertida e interesante, sólo nos meta en problemas, ya sea con nosotros mismos o con otros.
Dada esta situación me dediqué a pensar en las cinco cosas para las cuales no está hecho Facebook, aunque parezca estarlo. Aquí se las dejo, si alguien tiene presente otra que no puse, por favor compártala en los comentarios, seguro habrá versión remasterizada.
1.- Para «stalkear» a la gente: Sé que algunos me preguntarán: «¿estás diciendo que Facebook no sirve para stalkear gente, pero si para eso es?». Digo que no sirve porque no debe ser utilizado para eso y tampoco debe tomarse como una fuente única cuando se trata de investigar a las personas; hacerlo es el equivalente a limitarse a los datos de Wikipedia cuando se trata de buscar información sobre un tema. En cuanto a relaciones personales se vale investigar, preguntar y asumir que hay cosas que no siempre es bueno saber. Les presento el escenario típico: conoces a un fulano con el que te gustaría salir, alguno envía solicitud, el otro la acepta y el siguiente paso es ¡stalkearlo! Yo antes lo hacía, pero ahora es algo que sinceramente me da flojera; ¿para qué estar asumiendo cosas y sacando conjeturas sobre cuestiones básicas cuando lo más fácil es preguntar? Si alguien realmente te interesa sal con él o ella, ahórrate la stalkeada y pregúntale todo lo que quieras saber. Hay una mejor forma de conocer a la gente que por Facebook: en persona.
2.- Para estar en contacto con gente del pasado: Esto también suena contradictorio; Facebook sirve para estar cerca de personas que tal vez ni pelarías, y eso en la mayoría de los casos es muy bueno: te permite saber qué ha sido de la vida de tus compañeros del Kínder, de tus primos que jamás en la vida ves, en fin. Pero ¿qué pasa cuando las redes sociales te mantienen vinculado con gente que ya no aporta nada a tu vida o con personas que ya debiste haber dejado ir hace mucho tiempo? Todos tenemos personajes así: examigos, exnovios, personas que tal vez nos han lastimado o gente a quien simplemente ni le interesamos. A veces, aunque en la vida real ya las hayamos enviado muy lejos (ustedes entienden a dónde), verlas en nuestras redes sociales, ya sea sin querer o «sin querer queriendo» hace que nos sigamos sintiendo vinculadas. Mejor darles «bye».
3.- Para compararnos con otros o sentir que tenemos vidas miserables: Otra cosa que pasa mucho; típico que abres Facebook y lo primero que ves es la foto de la boda fantástica de tu amiga Fulana que acaba de casarse con el amor de su vida, el título de doctorado de tu amigo Mengano y el estado de tu amiga Perengana, quien acaba de hacer «check in» en el Aeropuerto de Hawaii, donde seguramente pasará unas vacaciones increíbles. Y mientras tanto tú… lamentándote porque tu vida es una basura, o por lo menos eso crees. ¡Pésimo! Esa idea de que la vida de los demás es mejor que la nuestra es una idea falsa que Facebook nos ayuda a desarrollar. No tiene nada de malo que tú trabajes en una cafetería mientras terminas la universidad al ritmo que puedes o que no tengas fotos en fiestas bien padres. Cada quien hace su lucha.
4.- Para hacerte la víctima, quejarte de otros o enviar indirectas: La cosa es muy simple; si tienes un problema pide ayuda o resuélvelo solo, ¡pero en la vida real! Si estás deprimido ve al psicólogo, si estás enojado con alguien, díselo; si andas mal emocionalmente, habla con alguien; si odias tu trabajo, busca otro o encuéntrale el lado positivo. Hay problemas que se resuelven con palabras, otros con acciones, pero ninguno se arregla posteando cosas en Facebook esperando que el mundo haga caso.
5.- Para socializar (o más bien intimidar) con extraños: Sí, nos lo han repetido hasta el cansancio, ya hay hasta anuncios en el metro que dicen que no debemos compartir datos personales, que debemos cuidar a quién agregamos, que no nos metamos en líos, etcétera. Pero, al parecer la gente no entiende, seguido suenan historias de personas secuestradas, extorsionadas o hasta lastimadas físicamente por no pensar las cosas una o dos veces. Aquí el sentido común es indispensable: ¿le mandarías fotos y le contarías todo de tu vida a un tipejo raro que te topas en la calle y empieza a hablarte? Obvio no, entonces ¿por qué sí hacerlo en Facebook? Es posible que haya personas desconocidas que te agreguen y empiecen a platicar contigo de buena fe, pero no les des la mínima muestra de confianza hasta que no te asegures de que esos sujetos existen y son gente chida en la vida real. Así de simple.