Los días no vuelven… Gracias Raúl por recordarlo

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Dicen que la ventaja del cine es que durante dos horas los problemas son de otros, y normalmente sucede así, pero ¿qué pasa cuando estás frente a la pantalla y sientes que la película está hablando de algo muy cercano a ti, y que incluso algunos de los personajes son gente que has conocido? Allí la dinámica normal del cine cambia y te invita a meterte en la piel de la historia; a reflexionar, a recordar, a revivir dolores y alegrías que creías perdidas en el baúl del olvido. Así me pasó el otro día.

La película responsable fue «Los días no vuelven», la cual pude ver en el Cine Tonalá como parte del festival 10DocsDF. Se trata del último filme de Raúl Cuesta, un tenista y director de cine que conocí hace algunos años en las canchas de Ciudad Universitaria; pocas veces platiqué con él, en alguna ocasión llegó con su cámara y su tripié y se puso a grabar a los jugadores; me platicó que estaba filmando una película. Como un año después, un amigo en común me contó que ya estaba lista la película de Raúl y que incluso la había visto. Era un documental sobre Enrique Jara, un tenista retirado que más o menos recordaba de nombre; en ella aparecía Erick Casas, a quien ubico bien de vista, también Alejandro Sandoval y Güido Lorandi, dos personajes del tenis mexicano a quienes conozco porque han sido entrenadores de varios amigos y jugadores contra quienes he competido.

La película nos cuenta la frustrante situación de un tenista juvenil, Jara, quien al no lograr dar el salto al profesionalismo, se frustra y opta por retirarse prematuramente después de varios años de esfuerzo y de tener que soportar las exigencias de su padre. Después de dejar esta carrera, Jara queda muy enojado con su papá e incluso no vuelve a hablarle. Años más tarde, él trabaja como entrenador y se encuentra arrepentido de haber dejado el tenis. La situación se carga de emotividad cuando nos enteramos de que su padre ha muerto y que además, se fue sin que hubiese una reconciliación entre ambos.

Sin embargo, Raúl y su proyecto cinematográfico se convierten en el canal para lograr el diálogo entre Jara y su padre difunto, a quien después de años de distanciamiento dirige por escrito unas palabras que tocan el corazón de cualquiera, no las recuerdo con exactitud, pero me quedó grabada una frase que dice algo sí como «gracias por enseñarme a tener sueños, que eran los tuyos». Hermoso.

Además de la emotividad de la historia, la fuerza del filme como documental radica en como Raúl logra mostrar el tenis mexicano tal como es: un deporte que a pesar de estar catalogado como «de millonarios», la mayoría de sus mejores jugadores sufre de problemas económicos por la falta de apoyo de parte de la Federación; el ambiente del tenis es un mundo lleno de sacrificios, de padres de familia que han arriesgado demasiado con tal de que sus hijos brillen en este deporte, y todo esto a cambio de muy poco. ¿Era la intención mostrar esto? Pregunté a Raúl, la respuesta fue un sí, e incluso ya planea hacer otro documental sobre un actual tenista juvenil y tocar más a fondo este tema.

Al final de la película, felicité al director, por su trabajo y porque era su cumpleaños, también le dije «gracias». Estaba como ida; no pude decir mucho, pero espero haya captado que en ese «gracias» cupo todo lo que pude haberle dicho en ese instante: gracias por invitarme, gracias por la película, por el mensaje; por contar al mundo una historia que a pesar de hablar de un solo jugador, este representa la totalidad del tenis mexicano, del cual siempre me he sentido parte, y esa pertenencia hace que sienta una conexión rara con la película, esta tiene algo mío y yo me quedé con algo de ella. Y sobre todo, gracias Raúl, por recordarme que los días no vuelven.

Llegué a mi casa y me quedé dormida. A la mañana siguiente desperté, vi mis raquetas y me levanté a jugar. Hablé conmigo, me dije: «Hoy me desharé de todos los pretextos que últimamente uso para no jugar, hoy olvidaré que llevo dos semanas sin entrenar, hoy jugaré como cuando tenía catorce años y mil sueños por delante, pero también, lo haré como si el marcador no existiera, como si nadie ganara ni perdiera, como si nunca más volviera a tocar la raqueta, pensando que quizás la oportunidad de correr tras la pelota y gritar en una chancha, jamás regrese».

Si quieren más info de esta película, aquí les dejo el link oficial: http://www.losdiasnovuelven.com/

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