Siempre había querido tener un blog donde escribiera de todo y a la vez de nada, lo intenté varias veces pero no era constante. No sabía ni cómo ponerle, ni tenía idea bien de nada. Pero un día nació «La Experiencia Andrea» y hoy quiero dedicar unos párrafos para escribir sobre cómo apareció en el mapa ese nombre.
Para empezar, no lo inventé yo, quizás es algo pretencioso para que a mí se me hubiera ocurrido; se lo sacó de la manga una amiga a quien quiero un montón, alguien que en mi vida ha sido una mezcla de hermana postiza y de mamá inventada… Se llama Jimena.
La conocí porque trabajé con ella y con su esposo, Richard; cuando era una estudiante de Comunicación; fui su asistente, secretaria, niñera, ayudante general, recepcionista, Community Manager, vendedora, copywriter, gerente de diseño y amiga; pero he de decir que este último puesto es el que más me gustó, pues es vitalicio e irrenunciable.
Pasaron algunos años y un día, en medio de risas, chocolates, cafés y latas de atún (así eran nuestras pláticas), me dijo una cosa muy linda: «Andrea, tu vida está bien padre…», «¿por?», le respondí. «Porque no es normal, no te pareces a nadie, eres capaz de cualquier cosa y estar contigo es encontrarse con una manera diferente de ver la vida… es vivir LA experiencia Andrea», esa fue su explicación.
Okey… Volvemos «La Experiencia Andrea» entonces… Sí, ¿cómo la experiencia Starbucks? Algo así, desde ese día me tomé muy en serio lo de La Experiencia Andrea y una de mis nuevas misiones en la vida fue sacar a la gente de su mundo normal, de lo cutre, meterle poesía a aquello que no la tiene, darle corazón a esas cosas que parecen sólo tener espacio para el cerebro y compartir mi filosofía de que si la vida no se vive con amor e intensidad, no merece ser vivida.
Cuando Jimena me dijo eso, la verdad es que sentí bonito; y sí, fue una forma linda de describir que mi vida nunca se ha ajustado a la dictadura de lo «normal», para algunos soy rara, para otros medio hippie, para otros estoy bien loca, y para otros más simplemente soy «Andy Pandy» y punto… Desde que era niña me tocó ser así; siempre que mi hermana andaba por la casa gritando alguna tontería o diciendo algo extraño mi mamá ya sabía: «seguro se lo copió a Andrea», y casi siempre era eso.
Y pues, dos años después de haber empezado la Experiencia Andrea he de decirles que soy muy feliz haciéndolo. Se siente bien cuando te lee gente que ni conoces, cuando encuentras tus textos por ahí porque alguien que ni al caso los compartió, cuando te critican porque algo resultó importante. Sin embargo, todos los días tengo que agradecer a un montón de gente: a Jimena por inventar ese «concepto», a quienes leen mis aventuras y poemas día con día, a quienes los hacen suyos, y también, a todas esas personas que de alguna u otra forma me han inspirado a estar escribiendo siempre, ellas saben quienes son…
Sigue escribiendo!!
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