Guía de preguntas incómodas

Si miren, damitas, caballeros; les traigo a la venta (gratis) la nueva «Guía para responder preguntas incómodas». Es un bonito detalle, un bonito regalo para el niño (aunque tenga 30), la niña (fresa) , el amigo (que no sabe defenderse), la mamá (preocupada por el qué dirán), el papá o para cualquiera que quiera reír un rato con mis tonterías, no es obligatorio seguirla al pie de la letra. Empezamos:

1.- ¿Y el novio? / ¿Y la novia?

Iniciamos con esta pregunta porque es un verdadero sufrimiento responderla. La razón número uno: a veces ni siquiera tú sabes; okey, sí, sabes que sales con alguien, que te la pasas con él, que tienes cosas del susodicho en tu casa, pero no tienes ni zorra idea de si son novios o no, pues en esta época en donde la gente no pregunta ni avisa es muy complicado saberlo, y ¿para qué dar toda esa explicación? ¡qué flojera!

La razón número dos: si dices que sí, estás descartada o descartado para siempre; pero si dices que no, automáticamente eres señalado con las etiquetas de «DISPONIBLE» o de «INTERESADO» aunque ni al caso. Entonces, pues lo que yo propongo, o más bien practico frecuentemente es responder con una estupidez, aquí el ejemplo:

-Andy Pandy, ¿tienes novio?

-Ehhh, digamos que está suspendido por falta de pago/ por exceso de uso/ depende del humor que ande.

-O sea, ¿entonces no tienes novio?

-Digamos que puedo reconectarlo en el momento en que yo quiera (sin albur) – o cualquier otra tontería; ese es el chiste.

 2.- ¿Pa’ cuando el título/ la boda/ el ascenso/ el hijo/ el otro hijo/ el perro/ el depa/ etcétera?

Se me ocurre que dentro de unos años habrá una palabra nueva en el diccionario de la Real Academia Española que funcionará como sinónimo de fiesta o reunión familiar: el pacuando, sí, cuando alguien te invite a comer a casa de sus tías metiches o a conocer a la abuelita te dirá «vamos a un pacuando». La razón es muy simple, en esos desmadres es donde se acostumbra que te pregunten cuándo harás tal o cual cosa y tú quedes como desprevenido o des alguna respuesta de la que más tarde te arrepientas, (qué miedo…).

Pero bueno, aquí la sugerencia es burlarse de uno solito y realizar lo mismo que en el inciso anterior: responder con alguna estupidez. Si te preguntan que para cuando el hijo, pues dices algo bobo como «¡pues para hoy!» con cara de pervertido incluida, si te preguntan que cuando terminas la escuela pues dices que nada más que acabes de sacar tu certificado del Conalep o del Instituto Benito Juárez. El razonamiento es simple: a preguntas imprudentes, respuestas más imprudentes.

3.- ¿Cuánto ganas?

Esta pregunta es muy difícil, porque responderla con una cifra concisa abre la puerta a ser evaluado por la Sociedad Familiar Crediticia, alias «burró de crédito familiar/local/etc.», lo cual puede dar como resultado que alguien te pida prestado o que te hagan pagar la cuenta. Entonces, la estrategia: salir por la tengente, lanzar un «qué-te-importa» con estilo, o sea: responder con una babosada, algo así como: «Pues gano… así como lo suficiente para invitarte unas chelas hoy, pero nada más, ahí la llevo». Punto.

4.- Preguntas que lleven a respuestas indiscretas, tales como: ¿de qué te operaron? ¿de qué te enfermaste? ¿qué enfermedad tienes? En fin…

Típico que te excusas de algo diciendo el clásico «estoy enfermo» a secas sin explicar más, pero luego la gente no conforme con eso, pregunta y luego pregunta más… y pues uno, por pena de decir que tiene una diarrea nefasta pues resulta evasivo, lo cual deriva en sospechas de que la enfermedad sea algo peor, o un trastorno digno del chisme.

Para lidiar con esta gente preguntona (quien a veces tiene buenas intenciones, no lo dudo) es burlarse de uno mismo (again) y ser lo más explícito; cuando empieces a explicar que estás vomitando morado, que no has ido al baño en cinco días o que tienes mocos anaranjados les empezará a dar vergüenza y pondrán cara de asco. En ese momento te callas y ¡San Se Acabó!

Da igual si la enfermedad es verdadera o no, igual funciona. Sé que este tip está muy complicado para todos aquellos cuidadosos de las formas, pero lo he comprobado… ¡sirve!

5.- Preguntas que te hacen quedar como un loser/nini/fracasado/flojo/decidioso

Básico: cuando te preguntan cómo va el trabajo y ni tienes, cuando te cuestionan sobre tus calificaciones y ni vas a la escuela, cuando te interrogan de la tesis y ni tema se te ha ocurrido, cuando te preguntan sobre tu proyecto «equis» y ni has hecho nada, en fin, así la vida; todos hemos estado alguna vez ahí. No es grave, aquí hay de dos sopas: o contestas alguna babosada como en los casos anteriores, haciéndote bullying a ti mismo, diciendo que estás de vacaciones obligatorias, que harás tu tesis sobre algún tema pedorro que ni existe, que tu proyecto ese está «perfecto, gracias»; o bien, respondes con algo que no venga al caso, como «lo bueno es que aún soy joven», «lo importante es que tenemos salud», o cualquier tontera.

En fin… Sé que muchos dirán que no invente, que cómo van a andar contestando esas payasadas, pero bueno, algo que siempre he defendido mucho es que es preferible un «¡que te importa!», disfrazado de alguna respuesta babosa, a una mentira que después requiera de un montón de mentiras nuevas para sobrevivir. De verdad, cuentear en ese plan no está padre, todo cae por su propio peso en algún punto de la vida, a menos que vayas a todas las reuniones familiares, a todos los «pacuandos» y a todas las actividades de la vida, con tarjetitas con las mentiras que has dicho previamente anotadas para no equivocarte o echarte solito de cabeza. Pero bueno… es cosa de cada quien. Nos vemos… 🙂

AF

 

 

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.