En el tenis los errores no forzados son las fallas que nada tienen que ver con el contrario: alocarse y querer tirar un winner cuando no viene al caso, fallar en la red por mala técnica, cometer dobles faltas, las cuales aunque no se categorizan normalmente como errores «no forzados», pertenecen a la misma especie de cosas que pudieron evitarse.
En la vida fuera de la cancha, también existen errores forzados y no forzados, los primeros son generados por situaciones más grandes que nosotros, mientras que los segundos son las estupideces derivadas de malos hábitos, circulos viciosos o malas decisiones. Los errores forzados de la vida son los que cometemos cuando estamos aprendiendo algo, cuando intentamos cosas nuevas, cuando tenemos más presión de la que podemos soportar o que son consecuencia de las decisiones o errores de otra persona.
Cometer errores forzados no está mal, simplemente es señal de que estamos «jugando a otro nivel», subiendo de categoría. El problema es cuando se te van los partidos y los días cometiendo doble falta tras doble falta, error tras error: te levantas tarde sin ninguna justificación, te sales sin desayunar, tomas taxi a la hora del caos porque ya vas retrasado y te sale carísimo, se te olvida lavarte los dientes, llegas estresado y te equivocas… y cuando te das cuenta el día ya terminó y sólo has hecho estupidez tras estupidez.
Un año después te das cuenta que ya nadie confía en ti porque eres el que siempre llega tarde, tu salud está pésima gracias a los desayunos en el 7Eleven, no tienes dinero porque además de gastar en los desayunos chafas has pedido Uber miles de veces, y además el dentista te salió carísimo porque no te lavabas los dientes después de comer mil porquerías.
El gran problema de los errores no forzados es que más allá de las consecuencias inmediatas (que normalmente no son graves), se encargan de destruir la moral y cualquier resquicio de autoestima. El tema no es haber fallado una volea fácil, el asunto es que te quedarás pensando en que hiciste una gran estupidez, y esa estupidez te llevará a otra, y luego a otra
Los errores pequeños (no forzados) crean problemas grandes, por ellos se pierden partidos ganables, trabajos, negocios, familias y oportunidades. Extrañamente los errores forzados rara vez tienen consecuencias devastadoras, quizás porque no generan la frustración y la tristeza que los creados por uno mismo… Sabes que estaba en tus manos evitarlos, que necesitabas voluntad y disciplina, pero no la tuviste y ahora estás ahí, dejando que la vida te gane 6-0 6-0, regresando a la casilla número uno y sin fuerzas para levantarte.
¿Y qué se puede hacer ante esto? Dejar de cometer errores no forzados, dejar de pensar que es la vida quien te hace cometerlos, ella siempre juega a tu nivel, te tira las bolas a la velocidad que eres capaz de contestar, si no pudieras no estaría ahí. Tus errores pequeños no son culpa de nadie, es tu derecha que sigues haciendo con mala técnica, es tu miedo a fallar, es la fuerza que te falta por no ir al gimnasio.
Entonces, concéntrate en pasar una bola más y después otra, minimizar los errores no forzados es lo que te hace ganarle a gente que es mejor que tú… y hacer cosas que pensabas que nunca serías capaz de hacer.
Una buena conferencia de coaching. me encantó
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