El precio ha sido muy alto. Pero me cuesta pensar de otra forma. Desde que él no está, mi vida ha cambiado. A veces siento que pagué con su vida el lugar donde quería estar, las oportunidades que me han llegado, los apoyos que se me han dado, lo agradecida que me siento con la vida. Y algo me dice que aún falta.
Ha sido muy difícil no vivirlas con él, sin pedirle opiniones ni contarle nada. Es más difícil aún conocerme sin su presencia. Cada vez que quiero llamarlo me digo a mí misma: “Ahora eres tu propio padre, decide tú”. Quizás debí haber tomado esa responsabilidad mucho antes. Desde que se fue he aprendido a pedir cosas y a decir que no. Cuando él vivía nunca me enojaba por nada, sólo le llamaba a quejarme y él me defendía. Con sus palabras él expresaba las cosas que yo no podía decir: “¿Estás consciente de que eso que hizo tal persona es un abuso? Eso no se vale, eso está mal, el tono iba subiendo”. Me decía que sacara el carácter, que aprendiera a defenderme. Pero nunca aprendí hasta que no lo tuve ya. Después de él, me conocí a mí misma otra vez: me conocí triste, me conocí enojada, me conocí feliz y también decidida a mejorar mi vida y a cambiar las cosas que no me gustaban.
Después de más de un año de buscar un pensamiento que le diera estabilidad a mi vida, encontré el consuelo, sin buscarlo, en un texto de Epicteto. Se llama “Manual para Ser Feliz” y en una de sus páginas habla de esto: Nunca digas que has perdido algo, mejor piensa “lo he devuelto”, y entonces vives con la paz de que has regresado algo que no era tuyo: el libro de la biblioteca que pesaba mucho, el auto que rentaste y que cuidaste de no derramar nada en los asientos, ejemplos sobran.
Entonces, a mi padre no lo perdí, no se fue; yo lo he devuelto. Ya no soy más una víctima ni debo lidiar con el dolor insuperable de la muerte, porque no encontré manera. Yo, desde mi voluntad, decido ponerlo en el estante de lo que no es mío. Porque así lo quise, amo haberlo tenido y amo también que esté ya de vuelta en donde realmente pertenece.
Había intentado comentar anteriormente esta entrada, pero por x razón creo que no pude.
Me llegó tu texto porque hará un par de años que me tocó -devolver- a mi padre y ha sido un gran aprendizaje sobre muchas cosas.
Espero que actualmente te esté yendo increíble, pero no quiero irme sin decirte que tu blog ha sido un hallazgo para mi, me encanta leerte y espero actualices una vez más.
Saludos
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